miércoles, 14 de marzo de 2012

La realidad es que un 40% de personas reconocen comprar sin necesidad alguna




Los adictos a las compras buscan combatir estrés, ansiedad o cualquier tipo de insatisfacción en sus vidas adquiriendo nuevos productos. La persona afectada se siente aliviada cuando realiza la compra, sin embargo, a esta sensación de desahogo le sucede una sensación de vergüenza y un sentimiento de culpabilidad que solo se compensa con una nueva compra. Así es como comienza el círculo vicioso en el que se encuentran atrapadas estas personas, y que sufren el trastorno conocido como oniomanía.

El porcentaje de canarios y canarias que padecen este trastorno y que son considerados adictos a las compras es del 5%, según el psicólogo Javier Garcés Prieto, presidente de la Asociación Nacional de Estudios Psicológicos y Sociales y director técnico del Informe sobre Prevención y Tratamiento de los Problemas Psicológicos relacionados con los hábitos de consumo promovido por la Unión Europea.

Realidad

Por regla general este síndrome afecta más a las mujeres que a los hombres pero si la tendencia gira hacia la compra de aparatos electrónicos, gadgets, equipo deportivo o softwares, se observa que el sector masculino es el más afectado. Se calcula que ellas visitan una media de 7,5 establecimientos para adquirir un pantalón mientras que al hombre le basta con acudir a 1,5 tiendas para realizar la misma compra. El dato preocupante es que ellas empiezan a sufrir este trastorno de manera más precoz, en torno a los 20 años, y logran mantenerlo oculto durante más o menos una década sin pensar que pueda ser un asunto grave.

Recientemente se ha publicado un estudio realizado por el grupo de investigación de la Universidad de Surrey (Inglaterra), Resolve, donde se refleja que dentro del grupo de compradores adictos sometidos a estudio, hay un alto porcentaje de afectados que se estaban enfrentando a deudas trepidantes, depresiones agudas y ansiedad, e incluso habían perdido o estaban perdiendo relaciones importantes. Aún así y a pesar de las condiciones en las que se encontraban, el ciclo vicioso de compras que mencionábamos previamente les mantenía atrapados. Es la necesidad compulsiva de sentirse bien.

Los resultados de un estudio llevado a cabo por un equipo de investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia, la Universidad del País Vasco y la Universitat de València demuestran que, incluso en caso de estancamiento económico, en 2012 y 2013 la cifra de adictos iría en ascenso y llegaría al 17,21%. Un porcentaje nada despreciable para un país que no llega a fin de mes. Además, con la actual coyuntura económica muchos se han visto obligados a confesar el sobreendeudamiento al que han llegado –afirma el psicólogo Javier Garcés–, porque ya no podían ir alargando los plazos de pago con tanta facilidad ni disponer de más dinero de plástico (tarjetas de crédito), el verdadero enemigo de estas personas. La realidad es que un 40% de personas reconocen comprar sin necesidad alguna, cifra bastante escandalosa.

Combatir esta adicción no es fácil pero el equipo de investigación Resolve propone como terapia lo que en inglés se denomina mindfulness, conocida como meditación budista, con el fin de liberar la mente de los deseos y necesidades superfluos y ha estado demostrado que si se practica constantemente ayuda a reducir los síntomas de depresión y ansiedad.

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