lunes, 12 de diciembre de 2011

Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños



Durante los días 2 y 3 de diciembre pasados se realizó en Caracas el encuentro de mandatarios regionales que dio inicio a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). La cumbre inaugural fue presidida por Venezuela y contó con la participación de mandatarios y representantes de los 33 países integrantes del nuevo organismo. La CELAC intentará transformarse en un espacio para la resolución de conflictos, un foro de discusión respecto de los intereses de la región y un organismo para la promoción del desarrollo económico de los países miembros.

El nuevo organismo está constituido por Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Dominica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Granada, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, Panamá, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y Las Granadinas, Santa Lucía, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela. La exclusión de EEUU y Canadá de la CELAC es el fiel reflejo de la concepción geopolítica mayoritaria en Latinoamérica que establece claras diferencias de intereses económicos y políticos entre la región y ambos países del norte.

Durante las jornadas de debate previo a la conformación del organismo existió un intento de países como Venezuela y Ecuador de transformar a la CELAC en un organismo con competencias similares a las que posee la Organización de Estados Americanos (OEA). El argumento estuvo relacionado a la necesidad de generar una institución de similares características aunque más democrática y sin la influencia de EEUU. Para el canciller venezolano Nicolás Maduro la CELAC es “la realización de los sueños de nuestros libertadores de todas las épocas, lo asumimos desde el sueño primigenio del libertador Simón Bolívar”. En el mismo sentido, el presidente Ecuatoriano Rafael Correa afirmó “Necesitamos algo nuevo, algo nuestro, y tenemos mucha esperanza en que este nuevo foro probablemente pueda reemplazar incluso a la OEA”.

La propuesta de generar un alter ego de la Organización de Estados Americanos quedó descartada ante la ausencia de apoyo por parte del resto de los países integrantes, en especial de naciones con gran peso regional como Brasil, México, Colombia y Argentina. En tal sentido, el presidente colombiano Juan Manuel Santos señaló: “Esta integración no puede ser contra nadie, esta integración es una integración a favor nuestro. Esta integración no es contra la OEA o contra la cumbre Iberoamericana, es a favor de América Latina y el Caribe”. Similares palabras tuvo el canciller costarricense Enrique Castillo al sostener: “No queremos que (la CELAC) sea una alternativa a la OEA ni que la reemplace. No queremos que sea una 'organización' sino un mecanismo de concertación y diálogo”.

El fallido intento de Venezuela y Ecuador no logró alterar la idea original de que la CELAC se transformara en la sucesora del Mecanismo Permanente de Consulta y Concertación Política, conocido como “Grupo de Río”, creado en 1986. Esta agrupación de países de América Latina y países del Caribe se había constituido como mecanismo de consulta y concertación política.

Luego de establecer las características principales de la organización, uno de los primeros acuerdos logrados durante la cumbre de Caracas fue la fijación en la carta orgánica de la CELAC de una cláusula democrática. La disposición posee las mismas características que la implementada por la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR). Antonio José Simoes, subsecretario de Brasil para Asuntos de América del Sur y el Caribe informó que la misma “prevé que si en un país hubiera violación del orden democrático se abrirían consultas y ese país podría ser suspendido” de la organización. También se acordó, en términos administrativos y económicos, que la CELAC tenga una estructura administrativa reducida, sin secretaría permanente ni presupuesto propio.

La primera cumbre tuvo como trasfondo la profunda crisis económica que atraviesan EEUU y la Unión europea. La necesidad de hacer frente a la crisis económica internacional de forma conjunta y la voluntad de avanzar hacia una integración comercial también se hicieron presentes en la reunión inaugural. Una de las voces que se expresó al respecto fue la Cristina Fernández de Kirchner quien enfatizó la necesidad de reforzar los vínculos comerciales internos para hacer frente a la crisis y para fortalecer el modelo económico-social de la región. La presidenta argentina afirmó que “el comercio intrazona tiene que ser clave para la región” y señaló: “Tenemos una oportunidad única como productores de alimentos de afianzarnos en el mundo, pero para eso tenemos que crear mecanismos que potencien esto, porque tenemos una oportunidad histórica de convertirnos en grandes protagonistas del siglo XXI”.

Otro mandatario que se refirió al aspecto económico durante la cumbre fue Sebastián Piñera. El presidente chileno señaló que la unidad es el único camino para la región ante la gran oportunidad económica que se presenta. El presidente chileno afirmó: “Estamos sin duda en una gran situación de lograr aquello que nuestros padres, abuelos y quienes nos antecedieron nunca consiguieron. (…) No tenemos derecho a dejar pasar esta oportunidad”.

Finalmente, durante la primera cumbre también se logró establecer quienes ejercerán las próximas presidencias pro tempore y donde se realizarán las subsiguientes cumbres. Los cancilleres aprobaron por unanimidad convocar cumbres de la CELAC en Chile durante 2012, en Cuba para 2013 y en Costa Rica en 2014. El próximo anfitrión ya adelantó cuales serán algunos de los temas más importantes de la agenda del año que viene. El canciller chileno Alfredo Moreno expresó en el marco de la cumbre que Chile considera “especialmente importante avanzar en áreas concretas como la integración física y de transportes, la integración energética, confrontar el gran desafío del narcotráfico y el crimen transnacional organizado”.

La creación de organizaciones como la CELAC se ha transformado en un claro indicador de la evolución latinoamericana en términos de crecimiento institucional, económico y político. La bonanza económica y el desarrollo regional se han visto acompañados por un claro intento de los gobiernos locales de generar una nueva visión geopolítica del subcontinente como una unidad autosustentable. Esta vocación común ha presentado matices relacionados a las diferentes concepciones ideológicas reflejadas en la relación que los países mantienen con Estados Unidos.

A pesar de haber logrado un importante consenso sobre la necesidad de generar este espacio común, la realidad refleja una amplia diversidad de concepciones políticas que establecen diferencias y que podrían transformarse en escollos insalvables para el nuevo organismo. De la voluntad de construir sobre la base de esas diferencias dependerá si la CELAC se convierte en un mecanismo efectivo para la resolución de problemas regionales o si solo se transforma en una expresión de buenas intenciones.

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