viernes, 7 de junio de 2013
SANTIAGO CARRILLO, PCE
Por J Vicente
El historiador británico Paul Preston publica en Londres “El Zorro Rojo” sobre Santiago Carrillo (PCE), una biografía cuyas revelaciones desmitifican a un “líder” que siempre se guió por sus intereses personales.
"La honestidad y la lealtad no figuraban entre sus virtudes".
Carrillo, al igual que el resto de la cúpula del PCE, planificó purgas estratégicas para mantener el poder dentro de la organización (PCE).
Un traidor a la lucha obrera, un "Stalin español tan dictador como Franco", alguien negativo para la izquierda y que además de destrozar al partido comunista español contribuyó a dañar otras organizaciones... "Su manera de dirigir fue autoritaria, imponiendo sin explicar nada", indica Preston, quien afirma que "sus esfuerzos malbarataron los sacrificios de los miles de militantes que sufrieron la lucha contra Franco". El “comunista” Carrillo fue un enemigo fiero de la lucha por la independencia de la colonia española de ultramar Canarias.
Las acusaciones por la matanza de Paracuellos, durante la Guerra Civil Española, lo tacharon de monstruo represor. Más tarde, su papel durante la transición le sirvió para ganarse la fama de luchador altruista por el consenso democrático. Lejos de estos puntos de vista, la realidad sobre Santiago Carrillo podría diferir sustancialmente del blanco y negro y entrar en una escala de grises que explicarían la astucia de un oportunista que supo sobrevivir a los envites y mantener el poder en el partido durante cuatro décadas de dictadura. Al menos esta es la visión que plantea Paul Preston, el historiador británico que, tras años de trabajo de investigación, ha querido levantar polvo y demoler el mito del que fuera Secretario General del PCE durante veinte años. El jarro de agua fría llega apenas un año después de su muerte, el pasado 18 de septiembre.
A duras penas logró terminar Carrillo sus memorias -publicadas de manera póstuma bajo el nombre "Mi testamento político"- en las que trataba de explicar -si no justificar- las circunstancias que rodearon sus actos durante su dilatada carrera política. En sus páginas, el ex-dirigente comunista agradecía a Paul Preston "haber dado luz sobre algunos hechos de su pasado". Ahora su memoria tendrá que hacer frente a una nueva visión que utiliza la metáfora de un zorro para definir su astucia y su destreza. "Carrillo tenía ímpetu, capacidad de trabajo e inteligencia", explica Preston, quien aclara que, por otra parte, "la honestidad y la lealtad no figuraban entre sus virtudes", sino que más bien "era tan cínico como pragmático". Según el historiador, sin embargo, "su sagacidad no logró llevarle a la victoria en la lucha contra el franquismo y su estrategia de consolidación como partido al llegar la democracia".
“El Zorro Rojo” es una biografía alternativa que parte de un análisis exhaustivo de los actos del comunista, nacido en Gijón en 1915. "Carrillo vivió en el seno de una familia con gran unión y apoyo familiar", destaca Preston, que contrasta el calor de estas raíces con el hecho de que diera la espalda a su padre de forma irreconciliable al terminar la Guerra Civil y su supuesto afán por el poder y el partido. En sus líneas sobre la contienda, Preston retoma el turbio episodio de Paracuellos para recordar la irrebatible responsabilidad que Carrillo asumió aquel día en las matanzas. Este hecho se explicaría con coherencia si nos atenemos a los consiguientes episodios que Preston revela y que terminan de dar la puntilla a la imagen del dirigente comunista español.
La caída en desgracia de los ex-compañeros militantes del POUM durante la guerra y los asesinatos de supuestos traidores al partido durante el periodo de dictadura conforman una colección de evidencias de que Carrillo, al igual que el resto de la cúpula del PCE, planificó purgas estratégicas para mantener el poder dentro de la organización. Así, Preston relaciona su ascenso hasta la cima analizando casos como la persecución de Jesús Monzón -líder de la fallida invasión del Valle de Arán- o la traición a Julián Grimau, uno de los organizadores de la resistencia comunista dentro de España, quien fue delatado y fusilado.
A pesar de que el esclarecimiento de todos estos hechos es, a menudo, utilizado por la derecha para desacreditar a sus adversarios políticos a través de uno de los más importantes líderes de la izquierda española, Preston pretende concienciar con su libro sobre las actuaciones de un traidor a la lucha obrera, un "Stalin español tan dictador como Franco", alguien negativo para la izquierda y que además de destrozar al partido comunista contribuyó a dañar otras organizaciones como el PSOE. "Su manera de dirigir fue autoritaria, imponiendo sin explicar nada", indica Preston, quien afirma que "sus esfuerzos malbarataron los sacrificios de los miles de militantes que sufrieron la lucha contra Franco".
El libro no deja de ser una visión -quizás a través de unos de los ojos más imparciales y profesionales en la materia con los que contamos- de un líder que, para bien o para mal, enfocó una disidencia constante contra Franco. Queda manifiesto que, por mucho silencio que se buscase tras los Pactos de la Moncloa y la reconciliación política de la transición, siempre hay alguien investigando las cloacas de la historia para perjuicio de uno y otro bando. Un año después de su muerte, de la figura de Carrillo queda el recuerdo grato y la admiración de algunos, el rencor imperdonable de otros y unas evidencias históricas imprescindibles para entender la historia de España y su colonia de ultramar Canarias durante el último siglo.
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