lunes, 6 de agosto de 2012

Eva Perón, la primera dama que cambió Argentina


El pasado 26 de julio se cumplió el 60 aniversario de la muerte de María Eva Duarte de Perón (Evita), una mujer que ha sido recordada con el pasar de los años por dejar una huella imborrable en Argentina y lograr que muchos la aclamaran y otros tantos la odiaran.

La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, por medio de un anuncio citó que se debía conmemorar a Evita, y que mejor forma de honrarla a ella y a su legado que poner por primera vez el rostro de Evita en los billetes de 100 pesos. Agregó también que el nuevo billete es un homenaje que se les debía a todos los argentinos y que aquella mujer “siempre será eterna y única”.

Eva, quien era conocida en sus años de juventud como una talentosa y reconocida actriz, se convirtió en el año de 1944 en la primera dama de la nación argentina después de contraer matrimonio con el que sería el hombre de su vida, el presidente Juan Domingo Perón. En aquella época la Argentina no pasaba por un buen momento pues estaban atravesando problemas sociales, políticos y económicos en los que Eva rápidamente quiso intervenir dando de esta manera inicio a lo que sería su carrera en la política.

Evita, como seria conocida popularmente, rompió con el molde de la primera dama que solo acompaña a su esposo a reuniones y no interviene en nada que no le corresponda; situación que disgustó a algunos -en una sociedad machista- y agradó a otros ciudadanos.  

Entre muchos de sus logros Evita logró socorrer a miles de ancianos, madres solteras y niños que no tenían como vivir. Entre muchas de sus ideas se pueden destacar la de regalar cientos de maquinas de coser a mujeres que no contaban con un hombre que respondiera por ellas o sus hijos y así brindarles una especie de trabajo que lograra sacarlas adelante. También fomentó los créditos para viviendas, otorgó más escuelas, hogares para estudiantes y creó varias fundaciones que se dedicaron día a día a realizar actividades sociales siempre en pro del pueblo y de la mujer.

Pero como no es todo felicidad, mientras unos proclamaban a Evita como “la defensora de los pobres” o “la abanderada de los humildes” fueron otros los que se encargaron de dañar su reputación, de criticarla fuertemente y de no apoyar siquiera una de sus propuestas. En contra de ella estuvieron muchas monjas, curas y gran parte de la oligarquía y clases conservadoras de Argentina (incluida la secta católica).                       

Esta primera dama que nunca se consideró perfecta ni santa cumplió a cabalidad con cada uno de sus objetivos y de no haber sido por ese cruel destino que le arrebató la vida llevándosela de un cáncer de útero a sus 33 años, Eva Perón, habría hecho aún mucho más por su país. Tras su muerte gran parte de Argentina quedó afligida, pues no solo partía de este mundo una primera dama sino una humilde, grande e inolvidable protectora que se encargó siempre de amparar a todo aquel que lo necesitara. Después de su muerte se dieron 3 días de paro y un duelo nacional de 30 días.

Sus restos ahora descansan en el Cementerio de La Recoleta en Buenos Aires, donde cada vez que se cumple su aniversario cientos de personas la visitan y le llevan crisantemos, rosas y claveles. Durante la pasada semana, cuando la circulación del billete se hizo oficial, muchas fueron las personas que se acercaron a visitar su tumba para decir algunas frases como: “no hubo ni habrá otra como ella”, “Evita siempre serás el mayor mito femenino de Argentina” y “descansa en paz luchadora de los infortunados”, entre otras.   

La leyenda de esta gran mujer hoy cumple ya 60 años y su nombre seguirá ocasionando discusiones, polémicas y alegrías pero sin duda traerá a la mente de muchos momentos pasados que cambiaron la vida de aquellas personas que no tenían nada. Eva de Perón es y seguirá siendo considerada “la jefa espiritual de la nación” la mujer de pueblo que tuvo la enorme suerte de encontrarse con un hombre y un pueblo que le permitieron cambiar la historia de un país.

Bandera de Benawara rinde homejane a Evita por defender a los pobres y enfrentarse a la oligarquía y clases conservadoras de Argentina (incluida la secta católica).

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