miércoles, 8 de febrero de 2012
Venezuela recordó el pasado sábado la fallida intentona militar encabezada por el actual presidente
Venezuela recordó el pasado sábado la fallida intentona militar encabezada por el actual presidente y entonces teniente coronel, Hugo Chávez, que 20 años después el Gobierno reivindica como la “semilla” de la revolución bolivariana.
El 4 de febrero de 1992, un militar de apellido Chávez y hasta entonces desconocido anunció en televisión que los objetivos "por ahora" no habían sido alcanzados y llamó a sus compañeros a deponer las armas.
El teniente coronel se convirtió en figura política y ganó la Presidencia en las elecciones de 1998 y desde entonces se mantiene en el poder.
Veinte años después su Gobierno conmemora esta fecha como "necesaria" y pone en discusión si se trató de una rebelión o un golpe militar.
"La rebelión del 4 de febrero era una necesidad histórica; Venezuela no tenía salida, había que sacudir a la patria, solo por la vía de la revolución podíamos salir del abismo en el que estábamos", afirmó Chávez la pasada semana al celebrar el decimotercer aniversario de su llegada al poder.
Ya antes había defendido la fallida intentona al citar la histórica frase de Fidel Castro: "La historia me absolverá", que el líder cubano pronunció en el juicio en el que fue procesado por su fracasado intento de asalto al Cuartel Moncada de Santiago de Cuba, en 1953.
Analistas discrepan en torno al legado de esta fecha, que unos tildan de "dolorosa" y otros la describen como el inicio de la unión cívico militar que Chávez defiende como un logro de su Gobierno.
Este vigésimo aniversario ha abierto, además, un debate sobre si lo ocurrido ese día fue un fallido golpe contra el Gobierno legal del entonces presidente Carlos Andrés Pérez o una rebelión, tal como la defiende el Gobierno.
"El 4 de febrero no fue una rebelión cívica, fue el inicio de una rebelión cívico militar, porque permitió despertar la conciencia y unificar esfuerzos entre el sector social y el militar para lograr ese objetivo", dijo Evans, aunque consideró "políticamente" válidos los argumentos del presidente al defender lo ocurrido como una rebelión.
Describió el 4 de febrero como "el detonante de la esperanza de un pueblo" que vio en ese posible liderazgo emergente de las Fuerzas Armadas la posibilidad de dar repuesta a los problemas "de los sectores más depauperados" e incluso de "una clase media frustrada".
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