martes, 10 de enero de 2012
El futuro de la Unión Europea se ha transformado en una incógnita
Las complicaciones económicas acarreadas por varios países de la zona euro se agravaron de forma casi insostenible a lo largo de 2011. La economía griega entró en crisis debido a su alto nivel de deuda, altas tasas de desempleo y un abultado déficit fiscal. La delicada situación de Grecia demandó un importante esfuerzo de los países socios para sostener la debilitada economía helénica. A pesar de que se logró evitar la bancarrota griega hasta el momento, la crisis desnudó las falencias financieras de la zona euro y se transformó en la punta del iceberg de un importante grupo de países con severos problemas económicos. A Grecia le siguieron Irlanda y Portugal que debieron recurrir a políticas de ahorro fiscal antipopulares para evitar la necesidad de un rescate monetario. La situación se tornó sustancialmente más compleja con el desmejoramiento de las economías de España e Italia, demasiado grandes para poder acceder a un rescate financiero. En ambos casos la crisis avanzó hasta niveles apenas sostenibles generando un panorama sombrío. La caída de estos países podría acarrear importantes consecuencias para la economía regional e internacional.
La dramática situación obligó a la Unión Europea (UE) y los países del euro a intentar tomar medidas drásticas. Por tal motivo los países de la UE se reunieron en Bruselas dispuestos a discutir las medidas necesarias para dar una señal firme que pudiera calmar el pesimismo reinante en los mercados financieros. Luego de intensas negociaciones 26 de los 27 países miembros acordaron las bases de una integración fiscal regional. Este nuevo pacto supone un grado de cesión de soberanía nacional que quedará en manos del "gobierno de la UE" y severas penalizaciones para los países que no cumplan con los acuerdos fiscales establecidos. El único país que decidió quedar por afuera del nuevo acuerdo fue Gran Bretaña quien rechazó los términos originales del tratado y no logró imponer las modificaciones deseadas sobre un cierto número de reglamentos de servicios financieros. El futuro de la Unión Europea se ha transformado en una incógnita y dependerá en gran medida del éxito de las últimas medidas adoptadas por sus miembros.
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