martes, 1 de mayo de 2012
La Casa del Rey ha visto su imagen dañada en los últimos meses
La Casa del Rey ha visto su imagen dañada en los últimos meses al ser cuestionadas sus cuentas en un juzgado de Palma de Mallorca. En concreto están bajo sospecha las facturas de los negocios que el yerno del Monarca, Iñaki Urdangarin, llevó a cabo entre 2003 y 2006 al frente de una organización sin ánimo de lucro, el Instituto Nóos de Estudios Estratégicos de Patrocinio y Mecenazgo. Urdangarin, además duque de Palma, declaró en calidad de imputado en la pieza número 25 –de 26- del ‘macro’ caso Palma Arena, uno de los mayores escándalos de corrupción en Baleares.
Nunca antes un miembro de la familia real había declarado ante la justicia. El caso Urdangarin se ha convertido en uno de los que más expectación ha generado en los últimos años. Más de sesenta medios, nacionales e internacionales, acudieron a Palma para informar sobre dos días de sesión maratoniana, un total de 22 horas de declaraciones. Urdangarin insistió durante su comparecencia en que él no era el responsable de los asuntos contables y negó el conocimiento de facturas, algunas falsas, que el juez instructor, José Castro, le fue exhibiendo. El duque respondió en ocasiones “no lo sé” o “no lo recuerdo”. Su comparecencia en los juzgados mallorquines volverá a repetirse próximamente para seguir esclareciendo los hechos.
La pieza 25
La primera red de negocios de Nóos se establece, inicialmente, entre las instituciones públicas de Valencia y Baleares. En total, ambos gobiernos pagaron 5,8 millones de euros al Instituto por sus servicios, mientras facturó 4,4 millones procedentes de empresas privadas.
Palma de Mallorca (Islas Baleares) es el foco de las primeras sospechas referentes a los negocios de Iñaki Urdangarin. A raíz de las investigaciones del caso de corrupción Palma Arena –un extenso caso dividido en 25 piezas, en torno al ex presidente popular Jaume Matas (PP) durante su último mandato entre 2003 y 2007- los fiscales dieron con una cuantiosa cifra de dinero público -2,3 millones de euros- que el gobierno de Matas había invertido en dos convenios deportivos, organizados por el Instituto Nóos en 2005 y 2006. El fiscal y la Agencia Tributaria cuestionan la justificación de pagos innecesarios y engrosados, concedidos a dedo a un Instituto al que no pidieron informe de las cuentas. El imputado se desvinculó de las cuentas y aseguró desconocer los aspectos de contratación. El duque defendió en todo momento su inocencia: “Yo no era administrador ni emitía facturas”, respondió cuando el juez preguntó por la responsabilidad de que algunos de los justificantes de facturas corresponden a servicios nunca prestados. Atribuye ese cargo a quien fue su socio y mentor Diego Torres, quien prefirió atenerse a su derecho a guardar silencio cuando fue llamado a declarar. Urdangarin acotó su responsabilidad a las gestiones que realizó como presidente del Instituto Nóos, dentro de un ámbito de competencias en torno a sus conocimientos en patrocinios y deportes.
En 2004 Nóos ofrece al gobierno valenciano la organización de Valencia Summit, un encuentro anual sobre turismo y deporte que contará con dos ediciones más (2005 y 2006). Tras el “éxito” de su propuesta, propone la celebración de unos nonatos Juegos Europeos con sede en Valencia. Por ambos negocios su Instituto recibió 3,7 millones de euros del gobierno valenciano. El juez indagó por qué no se presupuestaron los eventos ni se justificaron los gastos con fondos públicos. Esa también era tarea del “administrador”, atribuyó el duque en referencia a su ex socio.
Red empresarial
Los investigadores creen que el Instituto malversó fondos desviando sus beneficios a un entramado de empresas privadas que están siendo investigadas, como la inmobiliaria Aizoon SL, propiedad del duque y su esposa la infanta Cristina, Virtual Strategies SL, Shiriaimasu, Intuit Strategy Innovat, y De Goes Center For Stakeholder Management.
El juez destapó una segunda red empresarial (Barcelona-Londres-Belice-Panamá) desconocida hasta el momento para operar, supuestamente, fuera del alcance de los filtros fiscales. Sin embargo, a preguntas sobre operaciones entre diversas sociedades, Urdangarin quiso esclarecer que tan sólo había estado vinculado a Nóos Consultora, como socio al 50%, y a Aizoon como socio y administrador. Insistió en que no tenía nada que ver ni como accionista ni como gestor en las otras empresas investigadas. Ahora bien, cuando uno de los fiscales señaló un nuevo documento referente a una cuenta en un banco suizo, el duque la reconoció como suya.
“Trabajo sí, negocios no”
Urdangarin admitió en su declaración que el Rey le exigió el cese de sus negocios con la administración en 2006. Esta frase se hizo popular cuando el Monarca hizo esta advertencia a todos los miembros de su familia: “Trabajo sí, negocios no”. Su yerno dejó la presidencia al frente de Nóos y se mudó a Washington con su familia. Aseguró ante el juez que lo hizo “inmediatamente”. Aún así, los fiscales tienen documentos que prueban su vinculación hasta 2008 si bien en el ámbito privado.
La pieza del caso Urdangarin cuenta con una veintena de imputados, entre cargos públicos de los gobiernos balear y valenciano y personas vinculadas al Nóos y sus sociedades satélite. Por el momento ni el juez ni los imputados atribuyen responsabilidades a otros miembros de la familia real española (infanta Cristina, etc.).
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