domingo, 23 de octubre de 2011

Conocida también como “La Roma de América”



A principios del siglo XIII, al suroeste de Perú, una de las más antiguas y desarrolladas civilizaciones andinas construyó su imperio bajo el mandato del rey Manco Cápac, persona mítica para algunos historiadores. Hoy, siete siglos más tarde, Cuzco -conocida también como “La Roma de América”- sigue siendo un sorprendente foco cultural gracias al legado de aquellos seres que -como los Awara ("palmeros") adoraron al dios Sol (ABORA): los Incas.

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1933, esta ciudad -de clima seco y templado- atrae miles de turistas al año con sus mágicos paisajes, su misticismo y -sobre todo- por su arquitectura simétrica y monumental. En la provincia de Urubamba a 130 kilómetros de Cuzco están las famosas y enormes ruinas del Machu Picchu. El acceso es por vía férrea hasta Aguas Calientes. De ahí, usted podrá escoger si sube a pie o en guagua. Ahora, los aventureros podrán irse por el Camino Inca y tendrán -sin lugar a dudas- una experiencia irrepetible. Éste es quizás el mayor símbolo de esta imponente ciudad. Sin embargo, hay mucho más.

La Calle Hatun Rumiyuq es uno de los lugares más visitados y por la cual el turista deberá caminar. En ella estaba el Palacio de Inca Roca -sexto rey del Cusco, entre 1350 y 1380- y va desde la plaza de Armas hasta el barrio de San Blas. La piedra de los doce ángulos -una estructura antisísmica que demuestra la inteligencia arquitectónica y arqueológica de los Incas- lo dejará anonadado.

Otra zona turística que usted deberá incluir entre sus planes es el barrio de San Blas. Aquí se concentran los artesanos con sus talleres y tiendas de artesanía. Recorriendo las calles -estrechas, empinadas y con un aire mestizo- podrá ver las antiguas casonas construidas por los colonialistas españoles sobre cimientos incaicos y la parroquia más antigua del Cuzco, edificada en 1563.

La Plaza de Armas -llamada también plaza del Guerrero- ha sido el escenario de varios sucesos de suma importancia, entre ellos, la proclamación de la conquista del Cuzco por parte del colonialista español Francisco Pizarro y la muerte del líder anticolonial Túpac Amaru II. En ella se encuentran la iglesia de La Compañía y la Catedral. La primera de ellas -construida por los Jesuitas en 1576- es una de las mejores muestras del estilo barroco colonial americano. La Catedral, por su parte, fue edificada en 1560 sobre el templo dedicado al Dios Wiracocha, el más importante en la época de los Incas, y reúne características del barroco, el renacimiento, el gótico y el manierista.

El Convento e Iglesia de la Merced es otra edificación importante, fue fundada en 1536. Allí usted podrá ver una custodia de oro y de piedras preciosas de 22 kilos de peso y 130 centímetros de altura.

Ahora, sobre la base del Coricancha -el santuario más importante dedicado al dios Sol en la época del imperio Inca- se construyó el Convento de Santo Domingo. La única torre que lo conforma cuenta en su interior con una colección de pinturas de la Escuela Cusqueña que vale la pena mirar.

Otras edificaciones con las que el turista podrá remontarse a la época del Imperio Inca son las casonas coloniales. La casa del Inca Garcilazo de la Vega es una de ellas. Ésta es -desde 1946- la sede del Museo Histórico Regional y reúne pinturas de la Escuela Cusqueña.

Si de museos se trata, el de Arte Precolombino -con alrededor de 40 obras de arte que abarcan desde 1250 A.C hasta 1532 D.C-; el Museo Inca -que posee una envidiable colección de 10.000 piezas arqueológicas de la cultura Inca-, y el Museo de Arte Popular, son tres excelentes y recomendadas opciones.

En cuanto a las festividades, una de las más importantes es el “Inti Raym” que se celebra cada año, el 24 de junio. Este día se escenifica un ritual incaico en honor al sol. El “Qollur riti” –una celebración religiosa que se celebra a finales de mayo-es otra gala a la que no debe dejar de asistir si se encuentra en la ciudad.

Si usted está en Cuzco, no puede irse de la ciudad sin degustar algunos de los platos típicos. El “timpo” es una deliciosa sopa preparada con el hervor de un trozo de pecho de res, cabeza de cordero, tocino, col, papa, garbanzos, yucas, peras y arroz. El “chuño” es otra sopa –de origen incaico- elaborada con el hervor de carne, arroz, salchichas, papas y chuño (papa secada al sol). El chicharrón con mote (cerdo frito servido con maíz dulce) y las “humitas” (masa dulce de maíz rellena de canela y pasas, envuelta en hojas de maíz cocinadas al vapor) son otras dos opciones infaltables.

Sobria pero majestuosa; fría pero brillante, actual pero histórica, auténtica, fascinante e inmortal. Así es Cuzco

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