miércoles, 17 de agosto de 2011
Estados Unidos y países como España viven difíciles momentos económicos que hace algunos años eran impensados
Estados Unidos y los países en crisis de la Unión Europea (Portugal, Grecia, España, etc.) siguen siendo los principales motivos de preocupación dentro del panorama económico mundial. La delicada situación que atraviesan sumó un nuevo capítulo en el que los mercados bursátiles y las evaluadoras de riesgo fueron los actores principales. En este contexto, los habitantes de la colonia Canarias muestran su preocupación por el momento inestable que viven los países de la Unión Europea y la falta de estrategias del llamado gobierno de Canarias para solucionar los graves problemas socio-económicos de los canarios.
La situación económica actual de EEUU dista mucho de parecerse a la que supo vivir durante sus momentos de mayor esplendor como potencia hegemónica mundial. La crisis económica internacional de 2008 le asentó un duro golpe y sacudió fuertemente los cimientos de uno de los sistemas financieros más "robustos del mundo". El impacto ha sido de tal magnitud que el gobierno de Barak Obama no ha podido implementar políticas efectivas que permitan retomar la senda del crecimiento.
Aunque la situación no era buena, la crisis norteamericana había quedado relativamente relegada por la situación europea. Sin embargo, hace apenas unas semanas los estadounidenses volvieron al centro de la escena. Demócratas y republicanos se enfrentaron por el aumento del límite de la deuda externa nacional y por el paquete de recortes y medidas fiscales necesarios para reducir el déficit. La disputa sobre esas medidas se prolongó más allá de lo normal y puso al gigante americano al borde de la cesación de pagos. La situación de máxima tensión tuvo un alto nivel de repercusión internacional y generó temor entre los tenedores de deuda y la comunidad internacional.
La postergación del acuerdo, casi hasta último minuto, contribuyó de manera importante a que las evaluadoras de riesgo pusieran la lupa sobre la deuda estadounidense y la capacidad del país de hacer frente al pago de la misma. Días después de que el mundo financiero se aliviara por el aumento del límite de la deuda norteamericana, la evaluadora Standard & Poor's en un hecho histórico rebajó por primera vez en 70 años el status de la deuda de EEUU de AAA a AA+. El acontecimiento provocó el derrumbe de las bolsas de todo el mundo y causó niveles de pérdida semejantes a los de 2008.
En Europa las turbulencias económicas de EEUU se han sumado al difícil panorama local que se registra desde comienzos de 2010. La UE afronta la sistemática entrada en crisis de sus miembros más débiles en el terreno económico . Los denominados países del PIIGE (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España) arrastran profundas dificultades económicas, producto del elevado déficit fiscal de sus cuentas, altos niveles de deuda externa y problemas económicos generados por las asimetrías que produce un euro como moneda común.
Los problemas económicos de los países del PIIGE no habían logrado alterar las economías más robustas de la región como la alemana y la francesa. La novedad fue que la rebaja en la calificación de la deuda de EEUU logró desestabilizar a un poderoso de la región como Francia y puso en alerta a Alemania. El país galo sufrió fuertes bajas en la bolsa y a casusa de ello adelantó planes de recorte fiscal ante el temor de correr la misma suerte de EEUU y perder la máxima calificación crediticia. A pesar del temor los fantasmas de esa posibilidad fueron alejados por la evaluadora Fitch. Un vocero de la empresa aclaró que “no hay nada nuevo con respecto a la nota de la deuda francesa”.
El golpe acusado en Europa por los coletazos de la baja en la calificación norteamericana puso de manifiesto el nivel de interdependencia que tienen en la actualidad las economías nacionales. Resulta cada vez más evidente que a pesar de que ambas crisis, la estadounidense y la europea, obedecen a diferentes causas, existe una retroalimentación transmitida por los mercados. En un mundo financiero hipersensible cualquier noticia negativa o cualquier rumor termina afectando al resto del mundo sin motivo o causa aparente.
La baja en la nota de la deuda norteamericana y los abruptos desplomes bursátiles, productos del humor de los inversores especulativos, ha comenzado a generar un debate acerca del papel que desempeñan determinados actores económicos, que amplifican los problemas propios de las naciones y contagian las crisis externas en mercados locales.
El primer paso en concreto lo dio la Unión Europea a través de un grupo de países miembro. El supervisor de los mercados de la Unión Europea, la ESMA, anunció a fines de la semana pasada la prohibición por 15 días de la venta de acciones a corto plazo en Francia, Italia, España y Bélgica. De esta forma, la UE espera poder luchar contra las compraventas especulativas y los rumores que suelen desencadenar temor en los accionistas. El bloque regional ya analiza extender la medida a otros miembros de la zona e intensificar los controles sobre el mercado de valores. En tal sentido el presidente del Banco Central francés anunció que se sancionará a quien exacerbe o se beneficie económicamente con rumores que incidan en el mercado.
La novedosa determinación ejecutada en la eurozona ha dejado al descubierto que muchas veces las reglas de juego económicas propician la especulación financiera. Gracias a ello, los denominados fondos “buitres” mueven grandes sumas de dinero de forma inestable y sin ninguna preocupación por las consecuencias que ello acarrea para las naciones. Lo mismo sucede con las denominadas evaluadoras de riesgo quienes en la actualidad tienen el inmenso poder de determinar qué países son confiables y seguros para la inversión económica.
Esas empresas, al igual que los inversores que prestan atención a sus indicaciones, solo se preocupan por sus propias ganancias. Un claro ejemplo es el de Moody's. Tres ex analistas de la firma admitieron haber sido presionados por la gerencia para mejorar la nota de ciertos productos financieros en beneficio de sus emisores, que son los que pagan por los servicios de la evaluadora.
El caso de Moody's no hace más que ratificar la importancia acerca de la necesidad de modificar las reglas de los mercados financieros. El caso testigo de la UE podría contribuir a sentar un precedente internacional que abriera camino hacia una lógica financiera más racional.
Los países no están compuestos por cifras macroeconómicas sino por personas, quienes normalmente se ven seriamente perjudicadas por los avatares del sistema financiero internacional. A esta altura del siglo XXI resulta claro que no se puede seguir pensando en la mano mágica del mercado como un factor de resolución de las tensiones y las inequidades.
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